Desde abril, los visitantes del Edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes han sido recibidos por una serie de instalaciones de algunos de los mejores artistas internacionales de la isla.
Las seis obras juntas integran Museos interiores. Ocupando completamente las galerías de la planta baja del edificio, la exposición presenta La Posibilidad Infinita. Pensar la nación, una serie de cinco exposiciones que exploran la historia cubana, la identidad y las ideas de nación.
La primera obra que encuentran los visitantes está ubicada en la plaza de entrada fuera del museo: Arpegio, un elegante arco de acero de José Villa. Según la curadora Corina Matamoros, Arpegio es una invitación: «un vínculo entre los transeúntes y la tradición escultórica del arte cubano».

Foto: Cuban Art News.
Dentro del edificio, los visitantes son recibidos por la nueva instalación de José Manuel Fors, Las materias.

Foto: Cuban Art News.
«En esta memoria escultórica», escribe Matamoros, «es un temperamento de autor dispuesto a pensar en la simplicidad de los materiales, el reciclaje de elementos y los ciclos biológicos, históricos y tecnológicos de la existencia».

Courtesy Online Tours
Muy cerca se encuentra Regata (1993), una obra temprana de Kcho, compuesta por pequeñas embarcaciones talladas y los restos que dejaron las vigas que partían. Regata, escribe Matamoros, «prefiguró los dolorosos eventos migratorios que estallaron en las costas del país en 1994. Es una lección excepcional de la historia viva».

Foto: Cuban Art News.
Alacenas (2016) es una de las últimas obras de Los Carpinteros antes de que se disolviera su asociación creativa. La instalación engañosamente simple consiste en una línea de gabinetes de cocina maltratados, que contienen el sonido de violentos huracanes detrás de sus puertas: «una visión social conmovedora de las tormentas enfurecidas que nos atormentan en el Caribe», como dice Matamoros.

Cortesía de Two Coats of Paint.
En Partituras (2017), Carlos Garaicoa rinde homenaje a la idea de la ciudad entrelazando las actuaciones de músicos ambulantes en Madrid y Bilbao. Los músicos aparecen en segmentos de video individuales que se muestran en tabletas que descansan en atriles. Cada uno está acompañado por los dibujos interpretativos de Garaicoa, que sugieren un sistema de notación musical desconocido.

Foto: Berta Carricarte, cortesía de Art OnCuba.
En una pantalla de video de tres paneles, las actuaciones individuales se combinan en diferentes secuencias, unidas por una partitura musical del compositor Esteban Puebla.
Partitura, escribe João Fernandes, es sobre todo una colaboración: «La colaboración de los músicos callejeros con el artista, la de un compositor, la del visitante, que es invitado a una derivada por los diversos niveles de percepción sonora y visual que esta pieza eminentemente sinestésica le ofrece».

Foto: Cuban Art News.
Para Museos interiores, René Francisco ha actualizado una de sus obras más significativas, Taller de reparaciones. Rodeado de cercas de alambre, es, en efecto, un museo personal.

Cortesía de Arte por Excelencias.
“En la que es sin dudas una de las instalaciones más sobresalientes de su Carrera, el creador hace acopio de su propia experiencia y de su interrelación con objetos y personas, escribe Matamoros, en ese diario personal y profesional que es Taller.”

Cortesía de trabajadores.cu.
Matamoros también fue curadora de una de las exhibiciones temáticas en «Posibilidad infinita»: Isla de azúcar, que, como ella dice, usa «la historia de una industria para interpretar la historia de un país».
«No solo el arte, sino toda la cultura nacional está iluminada por el azúcar», escribe. La industria azucarera «penetró la vida en casi todas los ámbitos: la tecnología, el pensamiento social, la cultura popular o el imaginario colectivo».

Foto: Cuban Art News.
Isla de azúcar toma esa premisa como punto de partida. La exposición incluye todo, desde estadísticas sobre producción de azúcar hasta carteles, fotografías de periódicos, literatura y producciones teatrales, así como arte.

Foto: Cuban Art News.
«La caña arrastra a la vez dulzuras y pensares», escribe Matamoros. “Una industria asociada por historia a la ignominia de la esclavitud y sus secuelas; una producción de monocultivo que nos elevó a primer productor mundial del dulce y decadencias devastadoras”.

Courtesía de Robert Mann Gallery.
«La creación artística cubana ha explorado nuestra célebre manufactura a través de perspectivas diversas durante cuatro siglos», dice Matamoros. «Nada ha pasado inadvertido para la mirada del artista: ni altibajos productivos, ni utopías políticas, ni carencias desoladoras».
«Al pensarnos como país, se alza la certeza de marchado juntos azúcar y la nación».

Cortesía del Museo Nacional de Bellas Artes, La Habana.
Para más información sobre las otras exposiciones en «Posibilidad infinita», vea nuestros recorridos de Nada Personal, sobre el racismo en el arte cubano, y de El espejo de los enigmas y Más allá de la utopía, sobre las relecturas de la historia y la identidad cubanas.
Las cinco exposiciones en «Posibilidad infinita» se exhibirán hasta el 30 de diciembre en el Edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes.