En Estados Unidos, Cristina Vives ha sido aclamada recientemente como curadora de Nkame: A Retrospective of Cuban Printmaker Belkis Ayón, que debutó en 2016 en el Museo Fowler de Los Ángeles. Como una de las mejores exposiciones por el New York Times, el Los Angeles Times, y otras publicaciones, la muestra continúa recorriendo museos de EE. UU., y abrirá sus puertas en el Centro Cultural de Chicago a principios de 2020.

Cortesía de Cristina Vives.
En La Habana, Vives es quizás mejor conocida por las osadas exhibiciones de arte contemporáneo presentadas por Estudio Figueroa-Vives, el espacio de arte privado en el Vedado que dirige con su esposo, el fotógrafo José A. Figueroa, y su hija, la curadora Cristina Figueroa-Vives, en colaboración con la vecina Embajada de Noruega.
Mientras degusta de un doble espresso en un café de Manhattan, Vives habló sobre proyectos recientes y futuros, y la escena artística actual en La Habana.
Es un placer verte. ¿Qué te trae a Nueva York?
Es una mezcla de diferentes razones. No esperaba estar en Nueva York en verano. (Risas) Hace mucho calor.
¿Peor que la Habana?
De alguna manera, sí. La razón por la que estamos aquí tiene que ver con las visas. Las nuevas reglas, ya sabes, una sola entrada a utilizar en los siguientes tres meses.
Después de cinco meses de espera, mi esposo Figueroa obtuvo una nueva visa para visitar a su familia. Pero solo para una visita. Así que tuvimos que usarla, es un momento muy incierto. Entonces creamos un itinerario extendido.

Cortesía de Cristina Vives.
Espero poder volver en octubre para la apertura del MoMA [después de varios meses de renovación]. Es la primera vez que el arte latinoamericano tendrá más presencia en la colección.
¿Tuviste que ver con eso?
No, no exactamente Pero curadoras del MoMA nos ha estado visitando en nuestro estudio en La Habana, y han publicado buenas piezas sobre algunas de nuestras exposiciones. Así que tenemos una relación profesional amigable, y me gustaría estar con ellos en un momento tan importante.
Cuéntanos sobre el acuerdo con tu vecino de al lado, la Embajada de Noruega. ¿Cómo surgió la idea?
La Embajada se mudó al lado en el 2014. Tienen un programa que apoya las artes: artes visuales, cine, teatro, música. El embajador entonces, John Petter Opdahl, y su esposo Francisco Cabrera Gatell, eran muy activos y conocedores del arte cubano.

Cortesía de Alejandro González.
Como estábamos al lado, y teníamos una larga historia de usar nuestra casa como un lugar para mostrar arte, dijeron: Queremos ser parte de su proyecto. Entonces nos ofrecieron su espacio para un programa extendido de exhibición.
Inmediatamente tomamos la oferta. Nuestra próxima exposición, programada para el 11 de septiembre, será la 16 en colaboración con la Embajada.
La relación es simple. Somos los curadores, generamos las ideas. Proponemos la exposición: los artistas, el arte, la forma en que nos gustaría mostrarlo. Curamos todo, incluido el diseño gráfico y la promoción en los medios.

Cortesía de Mark Amerika.
La embajada ayuda con la logística. Prestar el espacio es muy importante, porque también tienen áreas al aire libre y para grandes proyecciones, condiciones físicas que nos ayudan a producir exposiciones mejores y más complejas.
Además, ofrecen apoyo a los artistas para producir sus obras, y también para el proceso de instalación. Eso también es muy importante.

Cortesía de Revista Garbos.
Durante la Bienal de La Habana esta primavera, Estudio Figueroa-Vives y la Embajada de Noruega presentaron la exposición Obsesiones y acumulaciones: el gabinete del artista. Estabas en Japón en ese momento. ¿En qué estabas trabajando?
Estaba curando la presencia cubana en la séptima edición del Festival Internacional de Kyotographie, un gran festival fotográfico en Kioto. Me habían invitado a curar el «pabellón cubano», como lo llaman.
Titulé a la exposición exhibition About Her, About Me, and About Them: Cuba through the Art and Life of Three Photographers (Sobre ella, sobre mí y sobre ellos. Cuba a través del arte y la vida de tres fotógrafos).
Traté de sugerir una breve historia de Cuba a través de tres momentos y tres generaciones. Invité a artistas que fueron testigos de tres delicados puntos de inflexión política en Cuba.
Uno fue Alberto Korda. No con sus imágenes de líderes cubanos tan conocidas, sino con las fotos de moda y belleza, su verdadera pasión en su vida y carrera profesional. Korda fue como el «padre» para nuestra familia y el Estudio, desde sus inicios. Esta parte de la exposición fue sobre la mujer cubana y su transición entre los años cincuenta y principios de los sesenta.

Cortesía de Kyotographie 2019.
El segundo artista fue René Peña. Pertenece a la generación que alcanzó la mayoría de edad durante el colapso del socialismo en Europa. Ese es otro momento de transición en Cuba, desde fines de la década de 1980 hasta principios de la década de 1990.
El tercer artista fue Alejandro González. Lo llamamos uno de los «niños» de nuestro estudio. Llevamos 20 años trabajando con él. Sus piezas recientes son un reflejo de otro momento de transición en Cuba, el que sucediendo ahora.
El día y la hora de apertura en Kioto coincidieron con la exposición en nuestro Estudio. Realmente prefería estar en La Habana en ese momento, pero era imposible, por lo que Cristina Figueroa-Vives se encargó de la parte más compleja del proyecto en el Estudio.

Cortesía de Kyotographie 2019.
Durante la Bienal, el presidente Trump anunció las nuevas regulaciones y restricciones de su administración. ¿Cómo están las cosas en Cuba ahora?
No soy una experta pero desde una perspectiva individual, y desde mi campo de arte y cultura, afecta mucho. Es un momento incierto para todos nosotros. Una vez más.
Para las personas en los Estados Unidos cercanas al mundo del arte, es una situación triste. No tienen la misma libertad, la misma confianza, para volar a la isla o mantenerse en contacto con artistas.
De nuestro lado, lo mismo. Ahora, en ambos lados, no se puede planificar una exposición, un intercambio o visitas para un programa de residencia para artistas. No tenemos control sobre la situación. En ambos lados, dependemos de decisiones políticas, y en mi opinión, decisiones muy equivocadas por parte de la administración de los Estados Unidos.

Cortesía de Revista Garbos.
Entonces, las personas en el terreno del arte estamos sufriendo iguales consecuencias. Hablamos de, como decimos, incertidumbre.
La falta de materiales es otro problema. En Cuba estamos inmersos en una crisis económica muy profunda, y los artistas necesitan materiales. En los últimos años planearon sus visitas no solo para mostrar su obra, sino también para comprar las cosas que necesitan, o para estar en contacto con los productores de arte aquí. El arte se está volviendo cada vez más complejo. Requiere tecnología. Necesitamos todo tipo de suministros y algunas puertas están cerradas.

Cortesía de Revista Garbos.
Los artistas también deben estar en contacto con el mundo del arte internacional. Y más allá de cualquier situación política, durante años y años, Estados Unidos ha sido uno de los principales centros del arte internacional. No es el único, pero uno importante para estar en contacto de forma permanente.
Durante la Bienal de La Habana de este año hubo muchas exposiciones y eventos presentados por el sector privado. Había mucha energía en eso.
Sí, el sector privado está creciendo. Es más sólido Tiene una gran presencia en La Habana en este momento, y la Bienal más reciente lo demostró.
Fue durante la Bienal de 1997 cuando realmente comenzamos a notar la acción independiente de los artistas y curadores. Y no fue bien recibida por la institución, lo recuerdo. Pero algunas de las exposiciones más interesantes ocurrieron gracias a la ación curatorial de los propios artistas, en casas particulares en 1997, fue una batalla entre el control de la institución y la posición de los artistas. Pero ese era sólo el inicio.

Foto: Cuban Art News.
Año tras año, las Bienales han tenido que aceptar la presencia de lugares independientes y esfuerzos independientes, incluso cuando no son oficiales. Lo llaman colaterales, como un «programa paralelo», pero se convierten en centrales y la institución realmente no tiene nada que ver con eso.
Es imposible ir en contra de eso. Y es un gran error tratar de controlarlo, censurar o analizar o decidir qué es correcto o no. Es contra natura, totalmente contra natura cuando hablas en terminos de arte. El buen arte sobrevivirá, pero hecho con el esfuerzo de muchas inteligencias diferentes, no solo desde una posición institucional. El buen arte tiene muchas caras.
Lo que vimos en esta Bienal, la gran presencia de muchas actividades individuales diferentes, es el resultado de un largo proceso y, al final, es la consecuencia lógica del arte.
¿Qué pasa con la última generación? ¿Cómo describirías el arte que estás viendo por artistas jóvenes en Cuba?
Diría que la mayoría de los artistas emergentes todavía siguen muy interesados en los problemas sociales y los comentarios sociales, a veces adoptando un punto de vista antropológico en su arte. Pero también están muy interesados en las tecnologías y en los problemas mundiales.
Incluso algo que pudieren parecer un tema local, puede convertirse en global. Porque su intención es conceptual. Pero no en la forma en que el conceptualismo ha sido definido por la historia del arte o la academia internacional.

Cortesía de Revista Garbos.
Es conceptual porque para ellos, el concepto, la idea, es lo primero y determina la forma del arte. Y están muy bien entrenados en conceptos, pensamientos y análisis. Son como think tanks (tanques pensantes), muchos de ellos.
En general, los cubanos estamos formados para pensar en términos sociales, económicos y políticos. Vemos casi todo como un sistema conectado, y lo mismo ocurre en el terreno del arte.
En cada una de las generaciones más recientes, los mejores artistas han sido aquellos que están bien entrenados en la manera de pensar. Todas las exposiciones y las mejores obras se distinguen por ello.
Próximamente: un avance de la próxima exposición en el Estudio Figueroa-Vives y la Embajada de Noruega, con la obras nunca mostradas de Belkis Ayón, que conmemora el vigésimo aniversario de su muerte y fotografías de José A. Figueroa y Janis Lewin que recuredan el ataque del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York.