Rafael Soriano, Un lugar distante, 1972
Cortesía de Rafael Soriano Foundation

El pintor abstracto Rafael Soriano falleció en su casa de Miami el pasado jueves 9 de abril por la mañana, a la edad de 94 años.

Nacido en el pequeño pueblo de Cidra en la provincia de Matanzas en 1920, Soriano asistió a la Academia San Alejandro de La Habana, donde recibió clases del pintor Leopoldo Romañach y el escultor Juan José Sicre, entre otros. Poco después de graduarse de San Alejandro, Soriano volvió a Matanzas, donde se unió al a la Escuela de Bellas Artes de Matanzas, donde trabajó como profesor y director durante muchos años.

En la década de 1950, Soriano trabajó en un estilo angular, geométrico caracterizado por colores fuertes y lisos. Escribió Janet Batet en un artículo sobre la retrospectiva de Soriano, en el Museo Lowe en Miami en el 2011: “Son magníficos los cuadros de esta etapa, donde la fuerza geométrica, aunada al rejuego de planos dinámicos de color, estructuran el espacio pictórico.” En 1958, Soriano participó en la fundación del Grupo Diez Pintores Concretos, que también incluyó a Pedro Álvarez, Wilfredo Arcay, Salvador Corratgé, Sandu Darié, Alberto Menocal, José Mijares, Pedro de Oraá, Martínez Pedro, y Loló, Soldevilla.

Rafael Soriano, Sín titulo, 1952
Cortesía de rafaelsoriano.com

En 1962 Soriano llegó a Miami, que fue su casa hasta el final de su vida. Dejar Cuba fue traumático, después de un período alejado de la pintura en absoluto, su obra experimentó un cambio profundo. Formas planas y angulares fueron reemplazadas por volúmenes biométricos y curvos en forma de luz.

“Soriano es un artífice de la luz,” escribió Batet en su artículo de 2011. “Ésta, aunada a la transparencia, se convierte en modeladora de entidades inaprensibles: formas acuosas, amasijos indescriptibles, pesadillas, ensoñaciones, quimeras, deseo.”

En su ensayo para la exposición Lowe, curada por Jesús Rosado, el historiador de arte Alejandro Anreus escribió: «Una luminosidad flotante infunde y unifica toda la obra de Soriano desde fines de la década del setenta hasta los primeros años del siglo XXI; en la que los espacios oscuros contienen luz, pero en la que también una luz interior emana de todas las formas.»

En el 2012, la Fundación Rafael Soriano donó dos obras importantes para el Smithsonian American Art Museum: Un lugar distante, 1972, y Candor de la Alborada, 1994. Un lugar distante se incluyó en la exposición Our America: The Latino Presence in American Art del 2013 que debutó en el museo y realizó una gira nacional.

Rafael Soriano, Candor de la Alborada, 1994
Cortesía de Rafael Soriano Foundation

El otoño pasado, la Fundación Cintas honró a Soriano con su Premio a la Trayectoria en las Artes Visuales.

“Ajena a novedades y artilugios,” escribió Anreus en su ensayo, “su trayectoria artística es aquélla donde la inteligencia pictórica es guiada por la intuición, donde la imagen nos convoca a ver más que a mirar, y ver se convierte en un acto meditativo.»

En un correo electrónico a Cuban Art News, la hija del artista, Hortensia V. Soriano, escribió: «Deseo que el Museo McMullen en Boston haga una retrospectiva de la obra de mi padre para el 2017, en su nuevo museo. Elizabeth Goizueta será la curadora”. Goizueta realizó la curaduría de la aclamada exposición Wifredo Lam: Imagining New Worlds, que debutó en el McMullen el año pasado y se encuentra actualmente en el High Museum de Atlanta.

Rafael Soriano
Cortesía de rafaelsoriano.com

Goizuieta confirmó que la retrospectiva Soriano estaba programada para el McMullen en febrero del 2017. “La exposición demostrará que Soriano fue una figura mundial en el arte del siglo XX, cuya imaginación influyó sobre artistas internacionales de origen latinoamericano como Roberto Matta, Rufino Tamayo y Wifredo Lam» escribió en un correo electrónico. «La transparencia de su trabajo es sorprendente, y revela los misterios y las emociones, los heraldos de mundos desconocidos.»

«Mi padre no fue solamente un padre, marido y pintor maravilloso, sino  lo más importante: era un ser humano excepcional», dijo Hortensia Soriano. «Estoy tranquila al saber que vivirá en sus pinturas y su arte será disfrutado por muchas generaciones venideras. Voy a terminar diciendo que murió en paz y lleno de tranquilidad en casa tal como vivió su vida».