
Este fin de semana los Premios Lucas se otorgarán en el Teatro Karl Marx en la Habana. Pero la influencia de Lucas va más allá del videoclip cubano.
¿Qué 15 años no son nada?
A lo largo de sus 15 años, las emisiones de Lucas han desempolvado la industria musical cubana, uno de los pilares de la proyección internacional de la nación. Las discográficas y otras instituciones culturales cubanas redescubrieron el valor del video clip, y comenzaron a financiarlo, lo cual atrajo a realizadores y músicos hacia este género. La música hoy (como demuestra un reciente informe de la consultora Nielsen) entra por los ojos desde YouTube, no MTV. Ningún productor musical concibe una estrategia de promoción musical sin realizar al menos un clip, y hacen lo imposible por encontrar financiamiento para producirlo. Las dudas y prejuicios existentes en Cuba respecto al género se han disipado, se ha demostrado que la publicidad no está reñida con el arte.
Cruzata lo expone de manera serena” “(…) hay muchos más videos de autor, es decir, videos clips que no han sido cien por ciento predeterminados por una disquera, por una agencia publicitaria, sino que tienen una mayor libertad creativa, dado que la discografía en Cuba todavía no es fuerte, y el sentido comercial no es lo suficientemente sólido. Y esa mayor libertad hace que el video clip cubano tenga esa marca de creación hacia lo no comercial, aunque sigue siendo comercial, y de búsqueda, tal vez de experimentación, tal vez de riesgo, que en otros lugares no se da tanto porque se apuesta más por productos predeterminados.”

El programa Lucas, sus premios y galas, ha creado un impacto cultural más allá de las circunstancias concretas del disco cubano, de su mercado. Fuera de la isla, el videoclip es la locomotora de ventas del disco, aquí las escasas ventas de discos en las tiendas estatales, acosadas por una rampante piratería audiovisual (estimulada por el cuentapropismo o iniciativa privada) convierten al clip en un vehículo destinado a descubrir o reforzar la imagen del músico, más que a vender una canción o álbum.
Transmitidos en los canales cubanos, colgados en Internet; o como más se difunden, en las pantallas de discotecas, centros culturales nocturnos y fiestas y bailables cubanos; de mano en mano entre los jóvenes a través de las memory sticks, o entre las ofertas de la impresionante red de piratería audiovisual que funciona públicamente en las calles de Cuba, la mayor utilidad del video clip para los músicos cubanos consiste en mostrar lo que pueden hacer en escena y asegurarles el mayor nivel de popularidad posible. Así el músico podrá presentarse ante gerentes de centros nocturnos o dueños de disqueras, interesados en su capacidad de atraer público a sus presentaciones en vivo.
Con el fenómeno Lucas, el videoclip cubano ha generado su propia crítica y teoría en torno al género. En la prensa escrita o en programas de televisión, en el periódico de Lucas, se ha hecho visible la crítica y reflexión -aún insuficiente- en torno al video clip. Los espectadores cubanos del clip son críticos activos y conocedores; consecuencia y uno de los mayores logros del proyecto.
¿Existe audiovisual más allá de Lucas?
Lucas ha colocado al género a la vanguardia del audiovisual en el país, y lo ha convertido en locomotora de la producción de audiovisuales, gracias a lo cual han surgido numerosos equipos creativos. Con méritos para igualar o superar en valor estético y antropológico a otros clips de cualquier parte del mundo, producidos con mucho más presupuesto que los cubanos, sin embargo no ha alcanzado la dimensión internacional que merece. Al menos en las cadenas extranjeras, no se transmiten con frecuencia. Habría que precisar si en esto influyen los hábitos creados por el bloqueo del gobierno de los EEUU, como la franca competencia con los músicos ya situados en su mercado.
El nivel tecnológico también ha incidido en la pobre difusión internacional del video clip cubano, no le permite cumplir, en su mayoría, con el nivel de las exigencias de las grandes cadenas. Diferente es la situación en Internet, donde los clips cubanos sí escalan regularmente lugares en las listas internacionales, como la Billboard (las cuales funcionan de otra forma). Sin embargo, el escaso acceso de Cuba a Internet priva a los clips cubanos de ser votados por su base natural de fans y aficionados. También la ausencia de banda ancha facilita colgar los videos en YouTube, por los propios realizadores o músicos. No obstante, entre otras acciones, la página de Cruzata en Facebook publica regularmente el Lucasnómetro (listado semanal de los videos clips cubanos mejor posicionados en Cuba y el mundo) y brinda un espacio de expresión a la opinión pública.
Recientemente fue creada la página web oficial del proyecto que, conjuntamente con otros sitios web previstos, contribuirá a suplir la falta de información en el mundo sobre los videos clips cubanos y permitirá verlos en la red.
El videoclip cubano tiene ya sus autores de culto. En estos años han surgido directores “autores” ya imprescindibles en la historia del género en Cuba: Santana, Bilko Cuervo, Alfredo Ureta, Ián Padrón, Pavel Giroud, Lester Hamlet, X Alfonso, y los dúos Julio César Leal – Ismar Rodríguez, y el propio Cruzata – Rudy Mora (cada uno con decenas o cientos de clips dirigidos), por citar sólo allgunos de los más sobresalientes. Con presupuestos mínimos, han logrado verdaderas joyas que evidencian una poética de creación, un mundo común de obsesiones creativas, un estilo. Estos directores, que en Cuba o más allá de sus fronteras, se desplazan ya de la producción de video clips hacia una carrera cinematográfica, ya tienen relevo. El video clip nacional se ha convertido en una fábrica o laboratorio del nuevo cine y la televisión cubana, espacio al que contribuyen muchos de estos realizadores.
Las piezas logradas por realizadores cubanos bajo modestos presupuestos, han atraído a La Habana a numerosos músicos extranjeros para realizar aquí sus videos clips con personal y medios, total, o parcialmente cubanos. Y esos también son video clips cubanos, de alguna manera. Lucas defendió desde sus inicios un concepto amplio e inclusivista de lo cubano: insertó entre sus propuestas video clips realizados a músicos extranjeros en Cuba por realizadores cubanos, y otros realizados fuera de Cuba a músicos cubanos por realizadores tanto cubanos como extranjeros.
Tantos logros explican por qué Lucas es uno de los espacios de la TVC que más atención recibe de la prensa cubana, no muy explícita respecto a la televisión. Y ha sido capaz de mantener y crecer en teleaudiencia a pesar de ser, tanto por su propia lógica, como por las circunstancias, el programa de la TVC que más títulos, horarios y días de transmisión diferentes ha tenido, y el que más ha cambiado de canal. Se ha ganado la fidelidad de millones de televidentes cubanos, que lo siguen en el horario y canal donde esté; y el respeto de la dirección de la TVC, que lo ha ido premiando con más minutos al aire.