En la segunda publicación de esta encuesta de dos partes sobre las artes visuales en Cuba en el 2011, su autora Mabel Machado nos brinda un resumen
sobre las exposiciones individuales, premios, publicaciones, subastas y eventos internacionales efectuados en la isla. Nuestro agradecimiento a la autora y a la revista en línea La Jiribilla por autorizarnos a presentar en Noticias de Arte Cubano este detallado resumen.

Cortesía de Penúltimos Días
V
Las exposiciones individuales que estuvieron en galerías este año definieron también algunos de los rasgos del actual entorno artístico nacional y de la diáspora cubana. Los Carpinteros y los hermanos Yoan e Iván Capote expusieron Galería Habana, Rafael Zarza en el MNBA, Carlos Trillo y Eliseo Valdés en Villa Manuela. Vicente Rodríguez Bonachea estrenó en diciembre Una oscura pradera me convida, una muestra que nos puso al corriente de su trabajo en torno a la fatalidad y los universos hostiles en los que se puede insertar el arte. De otro lado, la joven Rachel Valdés, graduada del Instituto Superior de Arte, apareció en La Casona con una exposición donde dio muestras de la efectividad de los códigos del arte pop todavía en nuestra época y contexto.
La galería Villa Manuela atrajo a nuestro país a dos artistas cubanos radicados en el extranjero: Florencio Gelabert Soto y Marta María Pérez. El primero presentó allí Huellas, una serie de esculturas donde utiliza los recursos del arte povera y el posminimalismo. Marta María, con Vidente, de nueve fotografías en blanco y negro (serie Travesía) y seis videos centra su atención en la relación entre el mundo material y espiritual y su inquietud permanente respecto a la identidad.
El fotógrafo Iván Soca dobló en las salas de la Casa del Alba con las exposiciones Barrios y Van Van XLII. Una fue el resumen gráfico de la primera parte de una gira por La Habana del cantautor Silvio Rodríguez con conciertos al aire libre; la otra, un homenaje al aniversario de la orquesta de música popular más emblemática de Cuba.
VI
Al mundo de la fotografía pertenece precisamente el Premio Nacional de Artes Plásticas 2011, Ernesto Fernández, cronista de la Revolución Cubana desde los años 60. Este, el segundo Premio Nacional que se otorga a un fotógrafo (el primero fue Raúl Corrales), reconoce su trayectoria de 14 exposiciones personales y su trabajo para publicaciones periódicas ofreciendo instantáneas clave dentro de la iconografía del proceso cubano.
El Premio Nacional de Diseño fue conferido esta vez a Héctor Villaverde Afú, por su dedicación al desarrollo, la promoción del diseño y la docencia y los resultados alcanzados en Cuba y el extranjero. Villaverde destaca por su colaboración con las revistas Mella, Revolución y Cultura, Cuba, Prismas y Unión y por los más de 300 libros diseñados entre 1977 y 1999 con la casa editorial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Coincidentemente, este año falleció Eladio Rivadulla, Premio Nacional del pasado 2010. La UNEAC, por su parte, otorgó el Premio de Diseño Gráfico Eduardo Muñoz Bachs a Francisco Masvidal, destacado por más de cuatro décadas en la rama del diseño editorial.
En junio el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam y el Fondo Cultural del ALBA, dieron a conocer el veredicto sobre el Premio de Crítica y Teoría del Arte 2011. En esta primera edición el jurado internacional integrado por prestigiosos investigadores de la materia en Latinoamérica y el Caribe como Tadeu Chiarelli (Brasil), Yolanda Wood Pujols (Cuba), Lenin Oña Viteri (Ecuador) e Isabel Huizi Castillo (Venezuela), dejó desierto el primer premio y otorgó una única mención al trabajo “Artistas latinoamericanas: un recorrido de diálogos conceptuales”, de la argentina María Eugenia Corvalán.
Los premios de Crítica de Arte, Guy Pérez Cisneros, y de Curaduría 2011, que otorga el Consejo Nacional de las Artes Plásticas, fueron entregados a “50 años de Arte Monumental en Cuba (1959-2009). Paradigmas y pautas de un proceso de renovación”, de María de los Ángeles Pereira y “El cuarto cuerpo o el cuerpo perdido del arte cubano”, de Rafael Acosta de Arriba en la categoría de ensayo; fue “Adonis Flores. La paranoia como culto al vacío”, de Elvia Rosa Castro, en el apartado de reseña; “Memorial”, de Adonis Flores, en exposición personal; y «El extremo de la bala. Una década de arte cubano», de Rewell Altunaga, en exposición colectiva.
VII
Las publicaciones sobre arte también constituyeron mementos importantes dentro de la plástica en estos últimos 12 meses. Contra la toxina, con edición del Centro Juan Marinello, recoge trabajos críticos del joven Píter Ortega en lo que se puede considerar una parábola abarcadora por las exposiciones y la obra de los artistas que dan color a la actualidad en Cuba.
Abela de lo real a lo imaginario. Obras escogidas, presentado en el Museo Nacional de Bellas Artes por la Fundación Arte Cubano, reproduce con mucho cuidado un vasto patrimonio de obras del artista guardadas por diferentes colecciones, dos ensayos del museólogo Roberto Cobas y la historiadora del arte Yolanda Wood, así como una cronología de la vida y obra del autor.
El profesor Jorge Bermúdez sacó a la luz su Antología visual Lezama, con motivo del centenario del poeta y escritor, y Conrado W. Massaguer. República y Vanguardia, un libro que hace justicia con la memoria del dibujante cubano.
VIII
Los eventos nacionales e internacionales marcan, como es habitual, señala paradas decisivas en el rumbo de la plástica. La recién concluida Feria Internacional de Artesanía, en su décimo aniversario, estuvo dedicada a la provincia Camagüey y se destacó por una mayor calidad de las muestras y la curaduría.
El Salón y Coloquio de Arte Digital, organizado por el Centro Pablo de la Torriente Brau, celebró su XI edición con 113 obras impresas y 51 audiovisuales en concurso, una convocatoria mucho más representativa y madura que alcanzada en la convocatoria número diez del evento.
Subasta Habana, presentó a su vez 110 obras de 44 artistas cubanos de la década de 1920 a la actualidad, provenientes de colecciones privadas. Entre las piezas, valoradas en 1,2 millones de dólares, se destacaron: “Guitarrista”, óleo de Mario Carreño, de 1945; “Meditación en la cascada del río azul”, de 1996, de Tomás Sánchez; “Brujo”, de 1945, de Portocarrero; “S/T”, de 1963, de Raúl Martínez, y “Gran huevo”, de 2011, de Roberto Fabelo.
El 2011 concluye con la convocatoria y la gestación de uno de los sucesos fundamentales para la plástica en Cuba, la 11na Bienal de La Habana, que en el próximo año se dedicará a las relaciones entre las producciones visuales y el imaginario social.